Un muro de vidrio empañado
Se interpone gris y obstinado
Entre la mano ávida y la flor
Ahogando entre las nieblas el deseo
Una y otra vez, los dedos se estrellan
Contra la tapia de lo imposible
Y unos ojos languidecen resignados
A vivir privados del color
¡Todo es mera ilusión!, dice la boca
Reseca de sed y amargura
¡Nada más que burda mentira!
Se marchita lentamente la flor
Sin haber regalado su aroma
¡Todo es mera ilusión!, clama al cielo
Y expira.
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