lunes, 12 de enero de 2015

Amor


Hago un cuenco con mis manos
Para recoger el agua de la lluvia
Sediento de amor, me encuentro
Y el agua me resbala entre los dedos.

A penas quedan mis manos mojadas
Mi lengua apura la últimas gotas
Lágrimas amargas corren de nuevo
Hasta perderse con la lluvia al suelo.

Amor que te vas rozando suavemente
Nada más que la yema de mis dedos
Nunca volverás a ser tan puro y fresco

Amor que rozaste la palma de mis manos,
Yaces ahora olvidado entre el barro
Salado de lágrimas, teñido de amargo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.